Tarta bautizo para Elsa

                    

Las tartas de bautizo son mis preferidas. Bueno, cualquier tarta de temática de bebé en realidad. Creo que son las más bonitas, puedes ponerle todo lo cursi que se te ocurra sin correr el riesgo de empalagar al personal. Y no lo puedo evitar, se me ocurren muchas cosas cursis, jaja.

Los que nos dedicamos a esto sabemos que cuando tenemos que hacer una tarta de una temática que nos gusta, le ponemos un cariño especial al trabajo, y somos mucho más creativos que cuando tenemos que hacer una que no nos gusta tanto. Al menos a mí me pasa.
Cuando hago una tarta que me gusta, me tiro toda la semana pensando en la tarta, y hasta sueño con cosas nuevas que le puedo poner.


                                         
Y si es para una celebración familiar, pues mucho más, claro.
El sábado se bautizó Elsa, la primera nieta de la familia. Imaginaos cómo están todas las mujeres de la familia (bisabuela, abuela, tías, tías abuelas...), están todas locas con la niña, todas la quieren coger, hacerse una foto con ella, etc. Y Elsa es tan simpática que está siempre con una sonrisa en la cara. A cualquiera que se le acerque le regala una gran sonrisa que hace que todos hagamos "oooooooh" a la vez. Así que sí, es una tarta especial.


Durante toda la semana que he tardado en hacerla, mi hermana y mi madre han estado preguntándome qué estaba haciendo, qué colores le iba a poner, qué sabores, qué muñecos. Y la noche antes del bautizo, cuando por fin estaba acabada, le mandé a mi hermana algunas fotos de la tarta terminada, en primicia, jaja. Y como las (Gutiérrez)Mancheño somos tan noveleras, el día del bautizo ya habían visto todas las fotos: la abuela, la tía abuela, la tía... Había mucha expectación con la tarta, jeje.


                               
Con la humedad que hizo la semana pasada, hacer la tarta fue un infierno. El fondant estaba muy pegajoso, no se secaba ni la pasta de goma. Con el segundo piso de la tarta tuve varios accidentes, ya os contaré cuando se me haya quitado el miedo del cuerpo, que ahora mismo todavía me acuerdo y me echo a temblar.  Pensaba llevarme el último piso desmontado y montarlo en Sevilla para evitar el movimiento durante el viaje en coche, pero el fondant estaba tan blando que no me atreví a montarlo allí, por si me pasaba algo y no tenía allí ni herramientas ni fondant para arreglarlo, así que la llevé montada. El segundo piso sufrió un poco, se desestabilizó y se movió un poquito, aunque no se notaba casi nada (bueno, lo notaba yo, claro). Lo que sufrí durante el camino en coche tampoco os lo voy a contar, sólo os digo que sigo con agujetas en los brazos de llevarla, no sabéis lo que pesaba...


                                
Elsa se portó estupendamente durante todo el bautizo, siempre con su gran sonrisa en la cara. El tiempo también se portó bien, después de una semana de lluvia, salió el sol, así que disfrutamos de una comida al solecito estupenda. Y a todos les encantó la tarta.
Los primos pequeños de Elsa querían cortarla nada más llegar, no paraban de preguntar cuándo nos comíamos la tarta. Menos mal que pudimos convrncerles de esperar un poco, jaja.

                                      

Casi nunca estoy en las celebraciones de la gente a la que le hago tartas, así que no suelo comerlas casi nunca. En esta ocasión sí que la comí, claro, probé de los dos sabores, la de chocolate y la de limón. Y está mal que yo lo diga, pero estaba riquísima, jaja. Sobró mucha tarta porque era enorme, pero hubo gente que repitió hasta dos veces, así que estoy muy satisfecha con el resultado, gustó por fuera y por dentro.

 

Espero que Elsa siga creciendo así de feliz, que nunca pierda su bonita sonrisa, y siga rodeada de toda la familia que con tanta ilusión la ha recibido.