Aquí estoy otra vez intentado ponerme al día con las publicaciones, que tengo el blog un poquito abandonado (y a mis amigos, y a mi familia, y mi casa, y mis perros, mis armarios, que aún tengo la ropa sin cambiar y a mí misma!!!).
Los que hacéis tartas de este tipo estaréis conmigo en que mayo es un mes agotador para nosotros, y eso que al menos yo no he podido aceptar ni una décima parte de las tartas que me han pedido! Me siento muy mal cuando tengo que decir que no puedo hacer una tarta, pero este tipo de repostería no se trabaja en serie, es un trabajo artesanal, personalizado, cuidado hasta el último detalle, todo hecho a mano, por lo que por lo menos a mí me resulta imposible aceptar más encargos de los que ya cojo.
Y la semana pasada cuando hice esta tarta, fue una de esas semanas en las que pensé que no llegaba.
Y es verdad que no llegaba. Eva me llamó para pedirme una tarta de comunión con temática de tenis para su hijo Ricardo. Esa semana no tenía ninguna tarta, así que le dije que sin problemas.
Hablamos de la tarta, de los gustos de Ricardo, de Nadal, de los rasgos de su hijo, de sabores. Concretamos la tarta. Y entonces me preguntó si era posible que le hiciera también una tarta pequeñita para su otra hija, Daniela, que cumplía años y querían celebrarlo el mismo día. De princesas. Bueno, una tarta pequeñita puedo hacerla, pensé. Vale, pues también la tarta para Daniela.
Es alérgica a la leche, así que no podía llevar ningún lacteo, ni en el bizcocho ni en el relleno.
Una última pregunta, me dijo Eva. ¿Haces también galletas decoradas? Sí, también las hago. Pues también necesito galletas a juego con la tarta. Vale. Pues también galletas.
Y así pasé de no tener tartas esa semana a tener dos tartas y 40 galletas que entregar para el viernes. Y sola en casa, sin mi Gonzalito que tanto me ayudaba, cómo lo echo de menos! Y trabajando ahora un día más a la semana, malditos horarios que tenemos ahora (sí, sí, no me quejo, soy muy afortunada por tener trabajo). Vamos, que no llegaba.
Así que tuve que hacer un llamamiento a las fuerzas del mal. Les pedí ayuda a las Brujas, no me quedó más remedio. Y las brujas vinieron en mi ayuda. Es lo que tiene ser del Lado Oscuro, cuando alguna bruja necesita ayuda ahí están todas. Y eso que somos muy malas. Lo que viene siendo una bruja, vamos. Las brujas de Disney se quedan en pañales a nuestro lado. Pero ahí estamos cuando se necesita. Vinieron a casa y terminaron las galletas. Me hicieron pelotitas de tenis. Pusieron purpurinas. Me recogieron la cocina. Me recortaron tarjetitas. Embolsaron las galletas, le pusieron lacitos. Estiraron fondant. Tiñeron fondant. Fueron a trabajar con las manos verdes, como auténticas brujas!
Bien pensado, se me ocurre que Disney no se habría inspirado en nosotras para crear a sus personajes malvados, más bien parece que estoy hablando de los pajaritos y animalitos que ayudan a Cenicienta a hacerse un traje de alta costura con las cortinas, no??? ¡A ver si va a resultar que al final no somos malas!!! Qué decepción....
En cualquier caso, malas o no, tengo que decir que me siento muy orgullosa de ser del Lado Oscuro, y que aunque seamos las más malas del cuento, yo por una Bruja....MATOOOO!
Mil gracias brujas, os debo un aquelarre con quema de fotos y congelaciones varias en mi casa.
Y sobre la tarta, pues tenía que ser de tenis, porque es lo que le gusta a Ricardo. Y a Ricardo por supuesto le encanta Nadal, así que tenía que ir en la tarta. Para hacer a Nadal tuve la suerte de contar con el asesoramiento de dos brujas que me dieron indicaciones sobre los colores que suele vestir en esta temporada, el pelo, las marcas...
Y Ricardo arriba protagonizando su tarta. Su madre me dijo que es moreno y cuando se ríe le salen dos hoyitos en la cara, así que como a mí me encanta hacer figuras sonrientes y con hoyitos lo tuve fácil!
A mí me encantó hacer esta tarta porque es una temática que no había tocado hasta ahora. Las raquetas están hechas con un molde de silicona, y aunque no es difícil utilizarlos, al tener que combinar varios colores al final resulta muy laborioso.
A Eva le gustó mucho cuando la vio, espero que a Ricardo y el resto de los invitados también. En el próximo post os enseño la tarta de princesas de Daniela.
Mil gracias Eva por este encargo!
